Tras el Título. Abril 2012

Tras el Título. Abril 2012

Sándor Márai y “La mujer justa”

Agradecezco a Cassandra su colaboración, precisamente a ella debo el descubrimiento de este autor, tan amena y sentida.

Según nos informan en las cubiertas de sus libros, Sándor Márai nació en Hungría en 1900 y murió en Estados Unidos en 1989. Y está considerado uno de los escritores más importantes de centroeuropa.

Pero para mi era un autentico desconocido hasta hace más o menos dos años. Lo descubrí por pura casualidad cuando me dedicaba a una de mis aficiones favoritas, deambular entre las estanterías de las bibliotecas (en éste caso la central de Granada) y dejar que los libros me llamen.
Me “asaltó” un título “La herencia de Esther”, y como me suele suceder con autores extranjeros, no supe si era hombre o mujer.
Por supuesto el libro me mantuvo la atención prisionera hasta la última página. Por fortuna era corto de hojas pero largo de charla, como suele suceder.

En mi vida de lectora hay pequeños o grandes hitos que marcan las lecturas de años posteriores. En su momento me sucedió con “Memorias de Adriano” de M Yourcenar y sentó las bases de lo que yo le pido a una novela histórica.
Pues Márai es mi último hito, y ya hay un antes y un después de su descubrimiento.

En “La mujer justa” utiliza una fórmula literaria que no es nueva, tambien la usa L. Durrell en “El cuarteto de Alejandría”, aunque a diferencia de Durrell , Márai la resume en un solo volumen. Me refiero a la narración de los mismos acontecimientos pero por parte de personas distintas.
En éste caso son tres los personajes principales, un hombre y las dos mujeres que estuvieron casadas con él. Los tres de clases sociales distintas, él de la alta burguesía con antiguos ecos de nobleza, la primera mujer de la pequeña burguesía de profesiones liberales y la segunda simplemente una criada.

Márai domina como pocos una prosa incisiva y un uso de las palabras, que de modo exacto y preciso te dibuja a los personajes y sus sentimientos. Retrata a la burguesía del periodo de entreguerras, que él conocía tan bien sus aspiraciones , sus desencantos, sus envidias…( ya sabéis siempre parece mejor la acera de enfrente) Y de qué manera nos utilizamos todos, da igual la clase social. Aunque en éste caso sea con el señuelo de encontrar “la mujer justa”, la que tú necesitas, la que dé sentido a tu vida , la que saque de ti incluso aquello que no estés dispuesto a mostrar y que tenga la suficiente fuerza como para dar un toque que te haga cambiar tu trayectoria. Aquella trayectoria que la burguesía conservadora no se atreve a dar por mucho que lo “desee”, o que la clase obrera anhela. Todo con tal de no “estar rayado” como los antiguos discos de vinilo.
Si lo consiguen o no lo dejo para quién lo lea.

En otro momento hablaremos de Irène Némirovsky….

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