El pintor Raimundo Iáñez (Huétor Santillán, 1956) expone en la Alacena de las Monjas (Plaza del Padre Suárez, 5) hasta finales de febrero una parte de su colección denominada ‘Miscelánea’, pinturas realizadas con tinta y óleo sobre papel y que tienen en común, además de la técnica, la fidelidad a unas formas y colores que le hacen fácilmente identificable.
«’Miscelánea’ se compone de veinte obras de las que solamente hay expuestas catorce. Todas han sido realizadas a lo largo de un proceso de dos años de trabajo. Es primera vez que he utilizado la tinta y el aceite juntos. Quien conoce su obra se da cuenta que es casi una explosión de color», de esta manera nos presenta este hueteño su obra expuesta que tiene otra singularidad como es que cada cuadro está asociado a un poema y a una música. Así una de las estrofas del que da título a la muestra explica «Ópera, música, trazos, ideas, óleos/ intríngulis de tintas y pinceles,/ en la marea de letras y palabras,/ en la sensitiva excusa del proceso./ Mezclado todo y agitado, entenderás mi mensaje».
No es Iáñez un pintor al uso aunque su interés por la pintura arranca en sus años infantiles. De hecho aún conserva en su casa cuadros de cuando tenía 5 ó 6 años. Se considera netamente autodidacta y su labor profesional ha estado ligada a los fogones. Su reencuentro con la pintura se produjo en la década que estuvo como emigrante en Cataluña donde a finales de los noventa realizó sus primeras exposiciones. Reconoce que fue Artur Girbau, pintor y escultor catalán, quien le animó a seguir pintando y le dio el «empujón» para empezar a exponer. A su regreso a su tierra natal ha continuado con los pinceles y ha participado en varias exposiciones en Granada, Huétor Santillán, Cádiz y Almería.
Siluetas y pistoletes
La sempiterna presencia de los pistoletes y de la figura humana de cabeza cabizbaja que es nueva junto a la serie de pistoletes llama la atención de forma poderosa y contrariamente a lo que muchos pueden pensar pues parece como una obsesión continua del artista que justifica como «reflejo de un yo interior. La gente dice que les parecen como tristes, pero en realidad son una introspección hacia mí mismo». ‘Ternura’, ‘A la sombra’, ‘Cuatro cantos’, ‘Ouren Cartapacio’, ‘Cuatro lunas’, ‘Aida’ son los títulos en los que también pretende mostrar su pasión por la música clásica, sobre todo la ópera, pero también el jazz, la new age. Todas ellas realizadas a base de un trabajo minucioso que en muchos de los casos supone entre dos y tres meses de dedicación en cada obra.
Admirador del Greco y de Escher, «base muy importante de mi pintura», también se reconoce apasionado de Picasso y «loco» por Dalí, aunque confiesa que «realmente no sabe como ha llegado a esta pintura», que ha sido una evolución constante desde que de pequeño que pintaba al natural. En la actualidad ya está trabajando en varias exposiciones pendientes en Cádiz y Almería, así como en Madrid. También está buscando la viabilidad para publicar sus varios poemarios terminados y acabar su página web (www.raianez.com).
«La pintura para mí es un hobby muy serio. He acabado una colección de árboles y estoy con otra colección de pequeño formato, además de un proyecto a largo plazo con unos dibujos muy especiales sobre García Lorca», nos explica este artista que pinta «para sí mismo», pero que no es coleccionista de su obra.
Fuente: http://www.ideal.es